Tú no sabes como me siento
no lo puedes entender,
y eso es bueno,
no me gustaría saber
que haz pasado por el horror que viví yo.
Tú no sabes lo que es perder,
perder la voluntad de vivir,
de llegar a un lugar donde todos
están cansados, tristes, moribundos.
No debes pasar nunca
por lo que viví yo,
no debes tratar de salvar
vidas ajenas,
de vivir en hospitales,
de oír lo que oí yo.
No debes ver los rostros humanos
desconfigurados de amargura
las lágrimas interminables,
los sollozos a media noche,
los gritos desesperados,
el verte desamparado
ante el mundo cruel.
Tú no sabes lo que es
perder las fuerzas de vivir
entusiasmarse con poco,
no reír de las frivolidades
de la vida.
Apreciando los pequeños detalles
inadvertidos por el ojo humano
pero tan valiosos para estos ojos
desiertos.
Tú nunca me entendiste
y no debes hacerlo
no debes pasar por el infierno
que tuve que vivir,
desesperanzado,
queriendo dormirse
para no tener que despertar jamás.
No debes entender lo que yo viví
y debes alegrarte por ello
eres afortunado de no pertenecer
a este pequeño grupo de desgraciados
que sobrevivimos a la decadencia humana
y que seguimos luchando contra las injusticias
que nos depara el destino cruel,
el destino infame que no sabe a quien maldice
y a quienes bendice de no pertenecer a este
grupo de infortunados a quien
el mundo y tú, jamás lograrán entender.
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